sábado, 17 de noviembre de 2018

¿Quién es Carlos Alvarado para hablar de paz?



Recientemente se hicieron públicas varias fotografías de Carlos Alvarado acompañado por Emmanuel Macron (presidente de Francia) y Justin Trudeau (presidente de Canadá). Estas fueron tomadas durante el Foro de París sobre la Paz, en el cual participaron los tres presidentes. Evidentemente haciendo gala de la gran hipocresía y cinismo que es característico en estos políticos. Quienes en la retórica y el discurso resultan garantes de ética y paz, pero ¿y en el actuar?

Cabe mencionar tres datos importantes de estas tres personas, relacionados directamente a la paz. Emmanuel Macron es parte del grupo de presidentes que ha respaldado las acciones del gobierno de Donald Trump en Siria (país soberano), tanto en los múltiples bombardeos con justificaciones poco creíbles y sin pruebas que las respaldaran, además de ser todo un amante del arte de reprimir las protestas sociales que se levantan en Francia, contra los ajustes, y políticas que impulsa.

Justin Trudeau actualmente es de los líderes progresistas más reconocidos a nivel mundial. Y a como es costumbre en el progresismo sus contradicciones son muchas. Se plantea como un defensor de medio ambiente, Derechos Humanos y la igualdad, mientras respalda, y es cómplice de como la minería canadiense despoja de sus tierras a los pueblos indígenas y campesinos en América Latina. Pero no termina ahí, pues se une a la lista de presidentes que respaldan el accionar militar de Estados Unidos contra Siria, así como las políticas agresivas y violentas del gobierno israelí en contra del pueblo palestino (al igual que Macron).

En este punto llegamos a lo más importante: ¿quién es Carlos Alvarado para hablar de paz? Alguien no muy diferente a los dos personajes mencionados anteriormente. Es quien asume la responsabilidad de hablar sobre la paz, en un foro mundial repleto de cómplices, perpetradores y financiadores de guerras, conflictos, injusticias y masacres. Y no es muy diferente a estos sujetos que tanto daño hacen a la humanidad; comparte silla con ellos, comparten discursos, aliados, y estrategias políticas.

Y no es de esperar menos de alguien como él. Estamos hablando del presidente garante de ética y paz, que se toma la libertad de reconocer al dictador hondureño Juan Orlando como presidente, electo antidemocráticamente, perpetrador de la violencia, el odio y causante de las migraciones masivas que se dan actualmente hacia Estados Unidos; si no también que le invita a su traspaso de poderes (junto a delegaciones criminales como la del Gobierno de Nicaragua).


En el documento “La libertad de opinión y expresión” suscrito por el Presidente Carlos Alvarado (en conjunto a Macron y Trudeau, entre otros), se hace especial referencia en la necesidad de combatir la manipulación mediática, la falsa información y el uso de esto como herramienta política. Es también una clara contradicción al recordar a Carlos Alvarado felicitando emotivamente a Jair Bolsonaro tras su gane de la presidencia en Brasil. Un candidato que hizo de la manipulación mediática, las fañe news, el odio y la violencia, sus principales herramientas electorales.

No es necesario solo hacer referencia a lo exterior para desmentir el discurso de Carlos Alvarado, quien hace un llamado al diálogo y al entendimiento, mientras su Gobierno no logra ni siquiera entablar negociaciones (o conversaciones) que propicien un mejor clima social en el país. También resulta necesario recordar que el compromiso del Señor Presidente con la paz y el diálogo es tanto que respalda la represión a las manifestaciones en Puntarenas, afectando desde profesores hasta a estudiantes colegiales y de Universidad. Pero también es cómplice de su Ministro Michael Soto al avalar las agresiones injustificadas, la violación de la autonomía universitaria, la represión a periodistas y a civiles.

Carlos Alvarado dice estar comprometido con el acceso a información fidedigna, mientras en su gobierno lo que menos existe es información clara. El pésimo actuar de la administración del MEP en esta huelga, el del Ministerio de Seguridad, y del Gobierno en general, resulta vergonzoso. Llegando al punto de emitir acusaciones en contra de particulares y sindicatos, incluso antes de hacer las investigaciones del caso. Manipulando la información, amenazando trabajadores del sector público e ignorando los criterios legales de Tribunales competentes (como la Corte Plena, y las declaratorias de legalidad de diferentes movimientos de huelga).

En el Foro de París sobre la Paz también se toca el tema del compromiso con el cumplimiento de los Derechos Humanos. En Costa Rica actualmente no se firma la norma técnica para el aborto terapéutico (a pesar de ser una cuestión únicamente de voluntad), seguimos a la espera del matrimonio igualitario, se debilita cada vez la educación pública, se amenaza el medio ambiente, se pone en riesgo el derecho a la sindicalización, el derecho a la huelga, se amenazan los recursos hídricos y también los servicios de salud. En todo lo mencionado el Gobierno actual resulta cómplice.

Es fundamental antes de dar lecciones y sermones de paz por el mundo, volver la vista al país, y entender que en el tema estamos atrasados y por mucho. Lo demuestra la violencia que vivimos día a día, la justicia que no se aplica, la desigualdad, los femicidios y los más de 600 homicidios con los que cerramos el 2017. La paz es mucho más que no tener ejército. La paz es luchar por una sociedad más justa, luchar contra la corrupción, la violencia en todos sus tipos, y, sobre todo: luchar por el respeto. En todos estos aspectos, ni Carlos Alvarado ni su Gobierno, están a la altura para hablar.

Articulo: Jorge Soto Paniagua - Activista/gestor sociocultural de Puntarenas
Fuente: El Mundo CR

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