Recientemente se hicieron públicas varias fotografías de
Carlos Alvarado acompañado por Emmanuel Macron (presidente de Francia) y Justin
Trudeau (presidente de Canadá). Estas fueron tomadas durante el Foro de París
sobre la Paz, en el cual participaron los tres presidentes. Evidentemente
haciendo gala de la gran hipocresía y cinismo que es característico en estos
políticos. Quienes en la retórica y el discurso resultan garantes de ética y
paz, pero ¿y en el actuar?
Cabe mencionar tres datos importantes de estas tres
personas, relacionados directamente a la paz. Emmanuel Macron es parte del
grupo de presidentes que ha respaldado las acciones del gobierno de Donald
Trump en Siria (país soberano), tanto en los múltiples bombardeos con
justificaciones poco creíbles y sin pruebas que las respaldaran, además de ser
todo un amante del arte de reprimir las protestas sociales que se levantan en
Francia, contra los ajustes, y políticas que impulsa.
Justin Trudeau actualmente es de los líderes progresistas
más reconocidos a nivel mundial. Y a como es costumbre en el progresismo sus
contradicciones son muchas. Se plantea como un defensor de medio ambiente,
Derechos Humanos y la igualdad, mientras respalda, y es cómplice de como la
minería canadiense despoja de sus tierras a los pueblos indígenas y campesinos
en América Latina. Pero no termina ahí, pues se une a la lista de presidentes
que respaldan el accionar militar de Estados Unidos contra Siria, así como las
políticas agresivas y violentas del gobierno israelí en contra del pueblo
palestino (al igual que Macron).
En este punto llegamos a lo más importante: ¿quién es Carlos
Alvarado para hablar de paz? Alguien no muy diferente a los dos personajes
mencionados anteriormente. Es quien asume la responsabilidad de hablar sobre la
paz, en un foro mundial repleto de cómplices, perpetradores y financiadores de
guerras, conflictos, injusticias y masacres. Y no es muy diferente a estos
sujetos que tanto daño hacen a la humanidad; comparte silla con ellos,
comparten discursos, aliados, y estrategias políticas.
Y no es de esperar menos de alguien como él. Estamos
hablando del presidente garante de ética y paz, que se toma la libertad de
reconocer al dictador hondureño Juan Orlando como presidente, electo
antidemocráticamente, perpetrador de la violencia, el odio y causante de las
migraciones masivas que se dan actualmente hacia Estados Unidos; si no también
que le invita a su traspaso de poderes (junto a delegaciones criminales como la
del Gobierno de Nicaragua).
En el documento “La libertad de opinión y expresión”
suscrito por el Presidente Carlos Alvarado (en conjunto a Macron y Trudeau,
entre otros), se hace especial referencia en la necesidad de combatir la
manipulación mediática, la falsa información y el uso de esto como herramienta
política. Es también una clara contradicción al recordar a Carlos Alvarado
felicitando emotivamente a Jair Bolsonaro tras su gane de la presidencia en
Brasil. Un candidato que hizo de la manipulación mediática, las fañe news, el
odio y la violencia, sus principales herramientas electorales.
No es necesario solo hacer referencia a lo exterior para
desmentir el discurso de Carlos Alvarado, quien hace un llamado al diálogo y al
entendimiento, mientras su Gobierno no logra ni siquiera entablar negociaciones
(o conversaciones) que propicien un mejor clima social en el país. También
resulta necesario recordar que el compromiso del Señor Presidente con la paz y
el diálogo es tanto que respalda la represión a las manifestaciones en
Puntarenas, afectando desde profesores hasta a estudiantes colegiales y de
Universidad. Pero también es cómplice de su Ministro Michael Soto al avalar las
agresiones injustificadas, la violación de la autonomía universitaria, la
represión a periodistas y a civiles.
Carlos Alvarado dice estar comprometido con el acceso a
información fidedigna, mientras en su gobierno lo que menos existe es
información clara. El pésimo actuar de la administración del MEP en esta
huelga, el del Ministerio de Seguridad, y del Gobierno en general, resulta
vergonzoso. Llegando al punto de emitir acusaciones en contra de particulares y
sindicatos, incluso antes de hacer las investigaciones del caso. Manipulando la
información, amenazando trabajadores del sector público e ignorando los criterios
legales de Tribunales competentes (como la Corte Plena, y las declaratorias de
legalidad de diferentes movimientos de huelga).
En el Foro de París sobre la Paz también se toca el tema del
compromiso con el cumplimiento de los Derechos Humanos. En Costa Rica
actualmente no se firma la norma técnica para el aborto terapéutico (a pesar de
ser una cuestión únicamente de voluntad), seguimos a la espera del matrimonio
igualitario, se debilita cada vez la educación pública, se amenaza el medio
ambiente, se pone en riesgo el derecho a la sindicalización, el derecho a la
huelga, se amenazan los recursos hídricos y también los servicios de salud. En
todo lo mencionado el Gobierno actual resulta cómplice.
Es fundamental antes de dar lecciones y sermones de paz por
el mundo, volver la vista al país, y entender que en el tema estamos atrasados
y por mucho. Lo demuestra la violencia que vivimos día a día, la justicia que
no se aplica, la desigualdad, los femicidios y los más de 600 homicidios con
los que cerramos el 2017. La paz es mucho más que no tener ejército. La paz es
luchar por una sociedad más justa, luchar contra la corrupción, la violencia en
todos sus tipos, y, sobre todo: luchar por el respeto. En todos estos aspectos,
ni Carlos Alvarado ni su Gobierno, están a la altura para hablar.
Articulo: Jorge Soto Paniagua - Activista/gestor sociocultural de Puntarenas
Fuente: El Mundo CR
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