Terminó la Copa Mundial de Fútbol. Inglaterra, Bélgica y
Francia, nos dieron una linda y emotiva sorpresa. Sus planteles futbolísticos
nos hacen recordar el largo viaje mitocondrial que se inició en África hace 125
mil años. Turcos, árabes, latinos, portugueses, también forman ese largo tamiz
de pieles que vistieron diferentes camisetas a su país de origen.
Pero el dato no debe alegrarnos tanto. En la euforia de la
Copa, la prensa mediática trató de ocultar cifras que humanamente son
dolorosas:
“Más de mil 400 inmigrantes, de enero hasta principios de
julio 2018, perdió la vida en las aguas del Mediterráneo. No tienen nombre ni
rostro (y los medios hegemónicos los convierten en números), y para siempre
quedaron sepultados en el anonimato del fondo del mar y para siempre separados
de la familia”. (https://www.alainet.org/es/articulo/194222)
También frente a esa realidad macabra, la xenofobia y el
racismo acrecentaron sus proyectos. La teoría del miedo mediático, la amenaza,
el rechazo al otro, al extranjero, el prejuicio de la piel y la discriminación,
amplían ese mapa, para que no se acepte en sus territorios la “vecindad de los
migrantes”.
Pasemos revista, de manera muy breve a los tres conceptos
que se anticipan en el título de este artículo: Xenofobia, racismo y migración.
La xenofobia es una
aberración histórica que se arrastra con signos de dolor, desde los primeros
momentos de la historia del homo sapiens sapiens. La disputa entre el homo de
cromagnon y el homo neanderthalensis explica este largo proceso. Unos a otros
se sintieron extraños en aquel largo paraje. En la base de aquel antiguo
conflicto, estaba la territorialidad (propiedad privada) y el excedente.
En consecuencia, una actitud xenófoba, es toda acción humana
expresada en tanto discurso o texto, de cualquier forma que se de, pero que por
su naturaleza tiene el desprecio al otro, el rechazo, la humillación y la
exclusión. Por eso, en general, la xenofobia adquiere siempre una expresión de
odio y violencia y está en franca oposición a la solidaridad.
No existe un solo factor para alimentar la xenofobia, sin
lugar a dudas es lo económico en última instancia lo que define su contenido.
Pero de igual peso son el color de la piel, lo religioso, la opción social o la
aporofobia. En la ética de la xenofobia, siempre una raza será superior a la
otra. Y aquí, permitasenos ampliar en ese segundo concepto.
El racismo,
Usualmente, el discurso de odio antecede acciones violentas, por lo que hay que
mostrarse extremadamente alertas ante mensajes que susciten el odio. El
desconocimiento del otro exacerba el odio entre las “razas“. Se exacerban los
esteriotipos y los falsos mitos sobre los cuales la cultura dominante ejercita
la separación de hombres y mujers. Lo tico resultará, pues, diferente a lo nica
y vis a vis.
¿Podrá hablarse de una ética del racismo?. Creemos que no;
aunque el ser humano no ha podido reducir el odio hacia el otro, tal vez por su
egoismo, su estrechez espiritual o porque el sistema capitalista desde sus
orígenes creo la contradicción antagónica entre las diferentes clases sociales.
Dependerá entonces de diferentes circunstancias, de que el odio se convierta en
un peligroso caldo de cultivo, en un combustible social, que sirva para
encender la chispa y el soporte de la ignición para que se propaga un
discursivo racista contra el otro, contra lo “diferente”.
La migración. Los conflictos generados por el flujo
permanente de migrantes no es nuevo en la región Centro Americana. Por lo
general en la base de dichos desplazamientos ha estado presente el conflicto
político, sin olvidar claro está que estos problemas tienen un trasforndo la
mayor parte de las veces económico y social.
Todavía en las décadas de los años 70 y 80, nuestro país
tenía una capacidad relativa de atender el fenómeno migrante. Es más, aunque
Costa Rica lo hace más tarde, asumió el Tratado de Unión Perpetua Liga y
Confederación de 1826, en donde se reconoció el principio de igualdad jurídica
de los nacionales de un Estado con los extramjeros (Buergenthal,1983). De igual
forma, la incorporación de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre y la Declaración Universal de los Derechos Humansos (ambas del año
1948), siriveron para fortalecer los principios del derecho internacional
respecto a la política de migrantes.
Ahora bien, y no nos es extraño que, “la crisis política que
se ha desatado en Nicaragua desde el pasado 18 de abril ha significado un
arribo masivo de nicaragüenses a suelo costarricense. No obstante, fiel a su
legendaria tradición de tierra pacífica y de acogida, no se había registrado en
Costa Rica ningún acto xenófobo antes del que fue organizado este 18 de agosto
en el céntrico Parque de la Merced”.
Sin lugar a dudas, repite el autor de la cita ” La sombra de
la intolerancia” (http://derechointernacionalcr.blogspot.com/), lo siguiente:
“El tema se torna particularmente preocupante en la medida
en que la última campaña electoral vivida en Costa Rica evidenció actitudes y
discursos de odio raramente escuchados contra la población sexualmente diversa.
Ello sin hablar de la quema de ranchos de mujeres indígenas en Salitre acaecida
en julio del 2014 /…/ la intolerancia nace usualmente del desconocimiento y de
la ignorancia, obligando a un Estado a proveer espacios educativos para
permitir un acercamiento a la “otredad”. Con relación a la población
nicaragüense en Costa Rica, algunas iniciativas de carácter privado, en
particular en el ámbito educativo y en la esfera cultural, así como algunos
proyectos universitarios, han intentado materializar este acercamiento.”
Articulo: Trino Barrantes
Fuente: Libertad
http://www.periodicolibertad.org
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