En menos de un año, la polémica desestimación del “cementazo” se trajo abajo al exmagistrado Celso Gamboa, al expresidente de la Corte, Carlos Chinchilla y a Jorge Chavarría, exfiscal general
En una conferencia reciente, la magistrada de la Sala
Constitucional Nancy Hernández señalaba que la justicia es el portero del
Estado, una muralla diseñada para bloquear los goles del autoritarismo, y
agregaba que un Poder Judicial debilitado es como enfrentar al campeón del
mundo sin Keylor Navas, con un guardameta cualquiera.
Siguiendo las palabras de la jueza de la Sala
Constitucional, el diagnóstico del Poder Judicial muestra hoy a un portero
lesionado, con los reflejos adormilados y con fracturas en varios dedos.
La imagen del Poder Judicial atraviesa sus peores horas,
luego de que el caso conocido como el “cementazo” pusiera bajo la lupa a varios
funcionarios de alto nivel, expulsara de la vida pública al exmagistrado Celso
Gamboa y empujara las jubilaciones del exjefe de la Fiscalía, Jorge Chavarría,
y el expresidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Chinchilla.
El primero en caer fue el exfiscal Chavarría, suspendido por
el pleno de la Corte, debido a sus omisiones en el caso del cemento chino.
Luego siguió el turno a Celso Gamboa, destituido por la anterior camada de
diputados tras una solicitud de la Corte, que encontró una falta gravísima del
exmagistrado por dar un falso testimonio con respecto a su viaje a Panamá, el
cual realizó junto al importador de cemento Juan Carlos Bolaños.
El último caso involucra a quien ahora es el expresidente de
la Corte, Carlos Chinchilla, suspendido de su cargo por dos meses sin goce de
salario, a causa de una falta grave en conjunto con otros jueces de la Sala
III.
La sanción fue provocada por su gestión sobre una
investigación por tráfico de influencias contra los exdiputados Otto Guevara y
Víctor Morales Zapata. Sus pares castigaron a Carlos Chinchilla por omitir una
prueba relevante (nada menos que un rastreo telefónico que demostraba una
fluida relación entre los legisladores y el empresario del cemento chino), por
hacerlo en tiempo récord y con un procedimiento inusual, que ya venía falseado
desde la Fiscalía.
Una sanción tan grave como esta a un cuerpo de magistrados
no tiene precedentes en la historia nacional. Es la primera vez que se suspende
a un presidente de la Corte. También es la primera ocasión que se suspende al
jefe del Ministerio Público.
¿Y los otros?
La magistrada Doris Arias y la suplente María Elena Gómez,
así como el juez Jesús Ramírez guardan silencio sobre la suspensión por dos
meses (sin goce de salario) que la Corte les impuso, luego de repetir la
votación del miércoles anterior.
Arias llegó a la Sala III en 2010 y su gestión está pactada
para terminar en noviembre de este año. La magistrada manifestó a UNIVERSIDAD
que enviará un comunicado de prensa al respecto y dará las declaraciones
correspondientes este mismo miércoles.
En el caso de Jesús Ramírez, esta no es la primera vez que
su nombre es objeto de cuestionamientos. En 1993, la Comisión de Narcotráfico
de la Asamblea Legislativa le abrió un expediente por supuestamente haber dado
testimonio falso. Por este caso, 37 diputados votaron por no renovar su
nombramiento; sin embargo, para que se logre esto se necesita de 38 votos.
Ramírez también salió ileso el año pasado, cuando se
discutió darle ocho años más en una silla que ocupa desde 1985. En esa ocasión,
la exdiputada Nidia Jiménez reclamó que Ramírez, siendo presidente de la Sala
III, en 1991, ordenó que se decomisaran más de 1.000 ejemplares de un libro
sobre el caso Chemise, donde se mencionaba al expresidente José María Figueres
Olsen en un texto sobre el asesinato de una persona.
Pese a las críticas, Ramírez, de 75 años, ha sobrevivo a
cuatro periodos y apenas inicia su quinto, que, de concluir, lo terminaría a
sus 82 años en el 2025.
El magistrado Jesús Ramírez (suspendido) ha sobrevivido
cuatro periodos de magistratura. Ramírez es del círculo cercano del
expresidente de la Corte, Carlos Chinchilla. (Foto: Katya Alvarado)
Ramírez es uno de los 11 magistrados que ya cumplen con su
derecho a jubilarse; sin embargo, tras una consulta de UNIVERSIDAD en junio
pasado, ninguno de ellos había comunicado su intención de hacerlo.
“Hay un tema en quienes ostentamos la judicatura o
magistratura y tiene que ver con la legitimidad social de la función social que
hacemos. El daño que se le hace a la institucionalidad con su permanencia (la
de los magistrados sancionados) es muy fuerte”, comentó la jueza Rosaura
Chinchilla, una de las lideresas de los jueces en el Poder Judicial.
Corte dividida
Desde los pormenores de la salida de la exmagistrada Zarela
Villanueva hasta la sanción de Chinchilla, nunca ha sido más evidente que la
Corte está dividida en varios bandos: el núcleo duro de Carlos Chinchilla y
quienes le adversan. En medio de ellos, un grupo de magistrados que en
ocasiones le dieron su apoyo, pero que no son fieles a Chinchilla y otros
independientes, se mueven de un lado a otro.
“Desde hace unos diez años se buscó la meta de controlar la
Corte, o la gestación de nombramientos ad hoc de llegar a esa meta. Lo lograron
hace un año y pocos meses para los resultados que estamos teniendo. Este es un
‘grupúsculo’ que se enquistó dentro de la Corte y cuyo propósito era llevar a
Carlos Chinchilla a la presidencia”, comentó José Manuel Arroyo, exmagistrado
de la Sala III, quien apresuró su salida de la Corte por el ambiente que vivía.
De acuerdo con Arroyo, entre los magistrados pertenecientes
al núcleo del ahora expresidente de la Corte se encuentra Luis Fernando
Salazar, de la Sala Constitucional, Porfirio Sánchez, de la Sala II y Jesús
Ramírez, de la Sala III.
En el otro lado de la acera están los magistrados Nancy
Hernández, de la Sala IV, así como Luis Guillermo Rivas, presidente de la Sala
I. Rivas fue candidato en la última elección para presidente de la Corte, en
donde Chinchilla se impuso con 17 votos a favor, mientras que Rivas logró
solamente tres.
“El acuerdo adoptado por la Corte Plena podría ser una señal
de que esta crisis, que golpeó los cimientos del Poder Judicial, este
terremoto, haga que los compañeros piensen que todos somos mortales”, dijo el
magistrado Román Solís, de la Sala I, en el programa de radio Hablando Claro.
Vacantes
La crisis del Poder Judicial se agudiza con la presa de
nombramientos que se apilan en la Asamblea Legislativa. Por ejemplo, el
concurso para elegir al reemplazo del exmagistrado Gilbert Armijo espera su
respectiva discusión en el Plenario, luego de que la anterior comisión de
nombramientos recomendara a Román Navarro, Rosa Abdelnour y Lena White para
suplirlo. Armijo se pensionó en diciembre de 2015 y desde entonces no se ha
elegido a un sustituto.
Otro caso con un notable rezago es el de la elección de un
magistrado que ocupe la silla que dejó el exmagistrado José Manuel Arroyo en
diciembre de 2016. La comisión recomendó a los abogados Gary Amador, Alex
Rodríguez y Patricia Solano y la decisión también está varada en el Plenario.
En el Plenario también hacen fila los nombramientos para
sustituir a las exmagistradas Eva Camacho y Zarela Villanueva, ambos en Sala
II.
A esto se le debe sumar que la Asamblea Legislativa deberá
abrir nuevos concursos para dos puestos más en Sala III, para sustituir a Celso
Gamboa y Carlos Chinchilla; así como la plaza que recién dejó el expresidente
de la Sala IV, Ernesto Jinesta.
Como si fuera poco, la Sala I tiene pendiente el
nombramiento de cinco suplentes, mientras que la Sala III, de uno.
Con respecto a la Sala I, el proceso se vio interrumpido,
luego de que la Corte envió una lista de cinco candidatos, cuando debió enviar
diez. El magistrado Luis Guillermo Rivas afirmó ante los diputados de esa
comisión que los jueces de la Corte no justifican ni argumentan los nombres que
envían a la Asamblea Legislativa.
Lea también: Magistrado de Sala I: “La Corte a veces
descarta candidatos sin justificar”
Nuevo mandato
La elección de una persona para reemplazar a Carlos
Chinchilla al frente de la Corte es vista desde distintos sectores como una
oportunidad para recuperar la credibilidad perdida y poner en marcha las
reformas que necesita el Poder Judicial.
“Sería una oportunidad de la magistratura para dar muestras
de apertura, transparencia, democratización y escucha. Ha habido un divorcio
entre el gran Poder Judicial y una cúpula que administra la institución de
espaldas al sentimiento de los demás”, agregó Rosaura Chinchilla.
Para el magistrado de la Sala IV, Paul Rueda, quien
sustituya a Chinchilla deberá estar consciente de que asume una Corte en medio
de una crisis y necesitará de legitimidad para impulsar los cambios necesarios.
“Se trata de una persona que tiene que tener una gran
legitimidad por sí misma, tiene que ser alguien con capacidades de conjuntar
voluntades y ejecutar proyectos que urgen, y dirigir los procesos de las
reformas que tanto necesita el Poder Judicial”, comentó.
Rueda considera que los 22 magistrados no pueden estar
inmersos en temas de índole administrativo, y que esto más bien debe reformarse
para que sea un grupo más reducido, con los presidentes de cada sala.
Para la elección del nuevo presidente o presidenta, la Corte
deberá enviar a la Asamblea Legislativa la comunicación para que inicie el
trámite de reposición de magistrado.
Posteriormente, la Corte Plena convocará a elecciones; para
esto habrá un periodo de inscripción de candidaturas que tomará 15 días, donde
se fijará un debate público en los 15 días siguientes, a menos que haya un
acuerdo “sustentado en razones fundadas” de la Corte para adelantar la
elección, según una modificación hecha a las reglas para suceder presidentes o
vicepresidentes de la Corte, en mayo del año anterior.
El debate será dirigido por Carmenmaría Escoto, actual
presidenta interina de la Corte, a menos de que se postule para el cargo. En
ese caso, la sesión sería presidida por el magistrado o magistrada que no sea
candidato o candidata, con mayor tiempo de servicio titular en la Corte.
Una vez concluido el debate, se procederá inmediatamente a
la votación, la cual será secreta. En la sesión se realizarán cinco rondas de
votación. En caso de no llegar a un acuerdo, se convocaría a una segunda ronda,
una semana después, bajo el mismo procedimiento.
Se estima que el proceso de elección de un nuevo jerarca de
la Corte tomaría entre dos y tres meses.
La Sala Constitucional tiene dos vacantes, tras la
jubilación de Ernesto Jinesta y Gilbert Armijo. No ha podido ver el tema de la
opinión consultiva de la Corte IDH, con respecto al matrimonio igualitario,
debido a la ausencia de dos propietarios.
Iniciativas
En medio de la crisis, las propuestas con reformas al Poder
Judicial y al régimen disciplinario de la Corte toman fuerza.
Ese es el caso del proyecto de ley que propone la Asociación
Costarricense de la Judicatura (Acojud), que busca la creación de una judicatura
independiente que evalúe las causas disciplinarias de todos los jueces.
Actualmente, esa potestad recae en el departamento de
Inspección Judicial, a excepción de los casos de los magistrados, que son
discutidos, investigados y juzgados por sus compañeros.
El proyecto está listo para ser presentado a los jefes de
fracción de los partidos políticos. La presidenta de Acojud, Adriana Orocú,
afirmó que este es uno de los cambios que se vienen impulsando en los últimos
ocho años, pero que ha tomado mayor fuerza e interés luego del escándalo del
“cementazo”, que expuso una serie de irregularidades de funcionarios del Poder
Judicial.
“A mí me encantaría solo tener que ver con la Sala
Constitucional y no administrar”, dijo el magistrado Fernando Cruz. El juez
afirmó que se deben revisar todas las reglas para las desestimaciones en todos
los supremos poderes, entre otras reformas.
Otra de las iniciativas que tuvo mayor eco en los últimos
meses es la propuesta por el Foro de Justicia, un grupo de distintos sectores
de la sociedad que diseñó una metodología para la elección de magistrados.
El grupo estudió los procesos de la comisión anterior en los
concursos para llenar las vacantes de Gilbert Armijo y José Manuel Arroyo, y
encontró errores en la elaboración de preguntas, justificación de argumentos y
carencia de mediciones objetivas en la selección de candidatos.
“Una serie de cambios reales van a darle al ciudadano la
impresión de que es un Poder Judicial que pudo reaccionar a tiempo, que tiene
capacidad de autocrítica”, comentó Evelyn Villarreal, coordinadora del Informe
del Estado de la Justicia e integrante del Foro de Justicia.
También existen iniciativas que surgen al ritmo de los
últimos acontecimientos, como la petición de un grupo de diez magistrados para
que las votaciones en los casos disciplinarios de miembros de la Corte sean
públicas y no privadas, como fue en el último caso.
Otra reforma coyuntural vino desde el seno de la Asamblea
Legislativa. Los diputados del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC)
presentaron un proyecto de ley que reduce los periodos de los magistrados de
ocho a cinco años.
La iniciativa también adhiere la imposibilidad de que se
elija a un juez como magistrado, en caso de estar vinculado por parentesco de
consanguinidad o afinidad —hasta el tercer grado— con miembros de la Asamblea
Legislativa o del Poder Ejecutivo, una prohibición que actualmente está
suscrita solo para la propia Corte Suprema de Justicia.
Algunas propuestas llevan años en el congelador; sin
embargo, las recientes actuaciones de algunos magistrados, a la luz del
“Cementazo”, podrían darles una nueva vida, de cara a la renovación de un
desgastado y golpeado Poder Judicial.
Articulo: Luis Fernando Cascante
Fuente: Semanario Universidad
17 de julio del 2018
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