Las asignaturas pendientes de América Latina y la izquierda
regional en la soberanía de los medios y las políticas comunicacionales, la
mediatización de la política y el escenario de Internet como una de las
plataformas en que se soporta y expande el poder cultural, económico y político
de la derecha y de Estados Unidos, fueron centro de análisis el lunes en la
segunda jornada del XXIV Foro de Sao Paulo, en La Habana.
Al intervenir en el Taller sobre Medios de Comunicación, el
Dr. Raúl Garcés, decano de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La
Habana, recordó que, como han planteado estudiosos del tema en Europa y
América, el siglo XX dejó la lección -y en el XXI esa lección es aun más
sofisticada- que ya no podemos ver el poder solo en términos de economía, de la
organización política, sino en términos de poder simbólico, y este determina en
las sociedades contemporáneas la configuración de gobiernos, sistemas
políticos, de la relación entre gobiernos y opinión pública. “Por eso los
centros de poder le dedican tanto dinero”.
¿Cómo se configura hoy ese poder simbólico? ¿Qué rasgos, qué
tendencias tiene? Entre los principales rasgos y tendencias que definen hoy el
poder simbólico, Garcés mencionó la norteamericanización, la personalización,
la comercialización e incluso lo que algunos han llamado la
“norteamericanización de segundo grado”.
“Vivimos en un mundo donde se han impuesto los patrones de
comunicación política norteamericanos por todas partes, y eso tiene
consecuencias: en los modos de configurar y hacer la comunicación, y en la
configuración económica del sistema mediático global”, afirmó.
Actualmente, más de la mitad de las firmas de información y
comunicación son de Estados Unidos, un porcentaje que es similar en el caso de
las empresas periodísticas. Entre las primeras 88 firmas de informática y
telecomunicaciones a nivel mundial, 40 son igualmente de ese país.
“Hay una franca norteamericanización de la comunicación
política a partir de un franco dominio de los Estados Unidos en los modelos de
comunicación política imperantes”, dijo, y subrayó que ello influye también
desde el punto de vista de exportación de los modos de producción y las
relaciones entre sistema político y sistema comunicativo en el mundo de hoy.
El experto cubano señaló que hoy se llega a hablar de una
“norteamericanización de segundo grado”, tomando en cuenta que “la dominación
no es solo de Norte a Sur, sino también dentro del propio Sur”.
“O Globo, Televisa, Venevisión, imponen también determinados
patrones culturales, que son importados desde los grandes centros de poder pero
se reproducen entre nosotros. Estamos hablando de centros de poder simbólico
dentro de nuestros propios países, en nuestra propia región, y con un modelo de
comunicación que sobreestima la lógica del rating por encima de la lógica de la
ética, de la lógica de la verdad, de la calidad del discurso público”, dijo.
La comercialización tiene también consecuencias en la calidad
del discurso público, “un tipo de discurso que sobreestima, privilegia,
jerarquiza la lógica de ganar audiencia por encima de la lógica de establecer
una relación culta con la audiencia, un discurso público de calidad con la
audiencia para tratar de formar ciudadanos participativos”.
Estos procesos llevan a un contexto de baja en la
credibilidad de los medios, crece la percepción negativa de las audiencias
respecto a los medios, que además tienden cada vez más a jugar el papel de
partidos políticos. “Recordemos el caso de Venezuela o el de Ecuador, o los de
otros países latinoamericanos donde ha quedado demostrado que las grandes
empresas mediáticas han convertido en actores políticos”.
Garcés también llamó la atención sobre la
profesionalización, el nivel de sofisticación que ha adquirido la comunicación
política, lo cual es visible en los equipos de comunicación y marketing
políticos que usan los gobiernos, las campañas y los políticos.
Otro de los rasgos es la tendencia a personalizar los
procesos políticos con un objetivo: dar a entender que desapareciendo las
personas “desaparece el problema”. “Lo hicieron con Fidel Castro, con Hugo
Chávez, lo han hecho con Rafael Correo, con Nicolás Maduro… Es la idea de
presentar al líder, y promover la idea de desaparecerlo, como si no fuera parte
conductora de proceso mucho más complejo que nace desde abajo”.
“Hay que estudiar y sistematizar toda experiencia de
alternatividad. Creo que estamos insuficientemente articulados -opinó el decano
de la Facultad de Comunicación habanera-. Articularnos depende de aprovechar
las circunstancias, la tecnología, y las oportunidades que nos da la sociedad
en red para identificar las mejores prácticas, extenderlas y compartirlas
siempre que sea posible”.
“Dotar de sentido a lo alternativo significa restaurarle su
sentido a la palabra ‘deliberación’. No hay comunicación democrática sin
debate, no hay debate sin que la gente tenga voz, y no hay voz sin que la gente
tenga educación que permita compartir ideas.
Si queremos desafiar la agenda de los grandes medios,
subvertir los límites en que los poderosos encuadran el debate público, no
queda otro remedio que ensayar audacias, osadías, e incluso secuestrar códigos
probadamente eficaces de la comunicación dominante para usarlos de modo
liberador. La batalla en la que estamos enfrascados es esencialmente cultural”,
concluyó.
Colonialismo 2.0 en América Latina
En una sociedad que transita aceleradamente de la producción
y comercio de bienes y servicios físicos a la producción digital, la nueva e
intensa concentración comunicativa y cultural con centro de Estados Unidos
decide, por ejemplo, cómo gasta un cuarto de la población mundial cerca de 50
millones de horas diarias.
Al intervenir en el Taller de Medios de Comunicación, la Dra.
Rosa Miriam Elizalde, vicepresidenta de la Unión de Periodistas de Cuba y de la
FELAP, mencionó cifras que ilustran el nivel de concentración acelerado en los
medios digitales durante los últimos años.
“Cuatro de las cinco aplicaciones más usadas en los
teléfonos móviles del mundo (Facebook, Instagram, WhatsApp, Messenger)
pertenecen a la empresa fundada por Mark Zuckerberg, y recaban datos
monetizables permanentemente. En el primer trimestre de 2018, y a pesar de los
escándalos de los últimos tiempos, Facebook facturó 11 790 millones de dólares,
casi cuatro mil millones más, un 49%, que un año atrás. De ese total, cerca del
98,5% provino de la publicidad”, precisó.
Entretanto, Google realiza cerca del 92% de las búsquedas en
Internet, un mercado valorado en más de 92 mil millones. Las diez empresas más
poderosas y ricas del mundo, cinco de ellas en el negocio de las
telecomunicaciones y los medios de comunicación, tienen ingresos conjuntos que
suman 3,3 billones, equivalentes a 4,5% del PIB mundial. La capitalización de
Apple equivale al PIB conjunto de 43 países africanos, unos 900 mil millones de
dólares.
“Hay pocas instituciones públicas a nivel nacional o global
que puedan enfrentar estos poderes trasnacionales. De hecho, las nuevas
plataformas tecnológicas han alterado dramáticamente la naturaleza de la
comunicación pública. No existe Estado-nación que pueda remodelar la red por sí
solo ni frenar el colonialismo 2.0 aun cuando ejecute normativas locales de
protección antimonopólica”, consideró la periodista e investigadora cubana.
La situación es más acentuada en América Latina, la región
más dependiente de los Estados Unidos en términos del tráfico en Internet,
según datos de la CEPAL. Cerca del 90% de la información electrónica de la
región pasa por algún nodo administrado directa o indirectamente por EE.UU.
Igualmente, entre 70 y 80% de los datos que intercambian
internamente los países latinoamericanos y caribeños también van a ciudades
estadounidenses, donde se ubican diez de los 13 servidores raíces que conforman
el código maestro de Internet.
A ello se suma, continuó, que América Latina “es la región
más atrasada, según datos internacionales, en la producción de contenidos
locales y, sin embargo, es líder en cuanto a presencia de internautas en las
redes sociales. De los cien sitios más populares en la región, solo 21
corresponden a contenidos locales: quiere decir que en lugar de crear riqueza
para la región, el continente está transmitiendo riquezas todos los días a
Estados Unidos, donde están alojadas las grandes empresas de Internet”.
“Acceso a Internet no es lo mismo que capacidad para poner
las llamadas nuevas tecnologías en función del desarrollo de un continente en
el que puede apreciarse claramente la tendencia creciente a la desigualdad. La
falta de habilidades digitales y la imposibilidad de aprovechar el potencial de
las nuevas tecnologías contribuye a perpetuar ese estado de vulnerabilidad aun
cuando los pobres puedan tener en sus manos los nuevos artefactos”.
Es, como dijo Darcy Ribeiro, “una colonización en curso de
la mano de una tecnología revolucionaria”. En las palabras del teórico
brasileño, Estados Unidos “está cumpliendo su papel con enorme eficacia en el
sentido de buscar complementariedades que nos harán dependientes
permanentemente de ellos”.
Elizalde recalcó que está demostrado que “en ningún caso las
llamadas plataformas sociales son un servicio neutral que explota un servicio
genérico, sino que se fundan en cimientos tecnológicos e ideológicos y son
sistemas institucionalizados que inevitablemente diseñan y manipulan las conexiones”.
Lo que calcula EE.UU. con la operación de “conectividad
efectiva”, aprobada por el Comité de Relaciones Exteriores del Senado en el
2011 -añadió Rosa Miriam-, “es la posibilidad de que esas herramientas creen
una simulación de base y a partir de ahí se derrumben sistemas políticos que no
le resulten convenientes”.
Cambridge Analytica, la empresa involucrada junto a Facebook
en el acceso ilegal a datos de millones de usuarios de la red social, intervino
en 200 elecciones en todo el mundo, y se involucró en procesos electorales, del
lado contrario a líderes de izquierda, en Argentina, Colombia, Brasil y
Venezuela.
Tras destacar la falta de estrategias y programas que
permitan a la izquierda desafiar e intervenir las políticas públicas, y generar
líneas de acción y trabajo definidas para construir un modelo verdaderamente
soberano de la información y la comunicación, recordó que aún no se ha logrado
concretar en la región el proyecto de un canal propio de fibra óptica que fue
un sueño de UNASUR.
“No tenemos una estrategia sistémica ni un marco jurídico
homogéneo y viable que limite el control norteamericano, asegure que el tráfico
de la red se intercambie entre países vecinos, fomente el uso de tecnologías
que garanticen la confidencialidad de las comunicaciones, preserve nuestros
recursos humanos y suprima los obstáculos para la comercialización de los
instrumentos, contenidos y servicios digitales producidos en América Latina.
“No se ha avanzado en una agenda comunicacional común
supranacional. Necesitamos redes de observatorios que además de ofrecer
indicadores básicos y alertas sobre la colonización de nuestro espacio digital
comunicativo, permitan recuperar y socializar las buenas prácticas de uso de
estas tecnologías y las acciones de resistencia en la región a partir de la
comprensión de que el éxito o el fracaso frente a estas nuevas desigualdades
depende de decisiones políticas.
“Es improbable que un país del Sur por sí solo, y mucho
menos una organización aislada, pueda encontrar recursos para desafiar el poder
de la derecho que se moviliza a la velocidad de un tuit, pero un bloque de
organizaciones, movimientos y gobiernos de izquierda tendría mayor capacidad de
desarrollar niveles de respuesta para reafirmar la soberanía regional en
algunas áreas críticas”.
Ramonet: No es pesimista el balance electoral,
comunicacional
Al abordar el tema de la comunicación y la situación de la
izquierda en América Latina en el Taller sobre Arte y Cultura, el catedrático y
periodista español Ignacio Ramonet opinó que “si observamos algunas de las
batallas electorales este año, no hay espacio para una visión pesimista”.
“El momento de más intenso enfrentamiento en una batalla
comunicacional son las elecciones, es donde se juega lo esencial. La victoria
comunicacional es la victoria electoral”, y mencionó lo ocurrido en las
elecciones en Venezuela y la contundente victoria de Nicolás Maduro, “aun en
medio del acoso económico, mediático, diplomático”, y el triunfo más reciente
de Andrés Manuel López Obrador en México, también frente a un conglomerado de
medios adverso.
“En Colombia, también en circunstancia muy difícil, saliendo
de una guerra de 60 años, en medio del hostigamiento de la extrema derecha
conducida por Uribe y su candidato Iván Duque, el resultado importante no fue
la elección de Duque, obvia en ese contexto de control absoluto, sino el del
candidato izquierdista, Gustavo Petro, que pasa por primera vez a segunda
vuelta y obtiene un 43% de votos que nos deja prever que en las próximas
elecciones la victoria de la izquierda puede ser posible. Ahí no se ganó la
batalla, pero no se perdió”, dijo Ramonet.
“Este balance electoral, que es un balance comunicacional,
no es tan pesimista”, destacó.
“La batalla próxima que se va a librar es la de Brasil, en
octubre. Por el momento todos los sondeos indican que están dadas las
condiciones para que Lula, si puede presentarse, puede obtener una victoria.
“No se puede excluir que si Lula no se presenta, pero si se
presenta un candidato de un frente amplio de izquierda, con apoyo de Lula y el
PT, es posible que ahí haya también. Con la victoria en México, y una probable
en Brasil, muchas cosas en la región podrían cambiar”.
Fuente: Periódico Libertad
16 de julio del 2018
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